Los cojines son uno de los elementos decorativos que con su presencia ayudan a transformar rápidamente cualquier habitación. Bien sea en el salón, estudio o dormitorio, los cojines consiguen dar ese toque distintivo a cualquier estancia, convirtiéndose en el complemento perfecto de todo estilo.
¿Qué se debe tomar en cuenta para sacarles el máximo partido?
Textura
Pueden ser lisos, tejidos, con brocados, con relieves, de seda, terciopelo, algodón, macramé, damasco, etc. La textura de un cojín es importante porque aporta identidad a los espacios.
Para el verano, son ideales las telas suaves y frescas; cuando comienza el frío, son recomendables los tejidos más gruesos.
La textura nos dará el tono de la habitación. Para un cuarto matrimonial, por ejemplo, son preferibles los cojines de texturas suaves o sedosas, con un toque ligeramente brillante.
Comodidad
Además de ser un elemento decorativo, los cojines tienen la función de hacernos sentir cómodos, por eso el tema del relleno es clave.
Los hay de fibras naturales: algodón, pluma o plumón. Y artificiales: espuma y poliéster.
Algodón: suave, hipoalergénico y transpirable, evita la proliferación de hongos y bacterias y se adapta a la temperatura natural sin deformarse.
Pluma o plumón: se caracterizan por ser muy mullidos, son los más transpirables del mercado y son cómodos y duraderos.
Espuma: es uno de los rellenos más utilizados debido a su resistencia, lo que lo hace ideal para cojines de exterior.
Poliéster: ideal para lavarse en lavadora, se seca con mucha facilidad; hipoalergénico, transpirable, ligero y se amolda bien a la presión del cuerpo.
Tamaño
El tamaño debe ser proporcional tanto al mueble como a la habitación. No es recomendable colocar cojines demasiado grandes en un sofá pequeño, pues terminarían por opacarlo en vez de complementarlo. Lo ideal es que el cojín no supere el respaldo del sofá.
Los expertos recomiendan usarlos en número impar para lograr un mejor efecto visual.
Para la cama, se recomienda agruparlos en orden descendente, colocando los más grandes hacia la cabecera. Es una fórmula que también funciona para sofás.
Color
Existen opciones clásicas, como combinarlos con las telas de las cortinas o detalles en las paredes, pero también está la propuesta de complementar a través del contraste.
Si deseamos alegrar una estancia minimalista, lo ideal son colores llamativos en telas brillantes. Si necesitamos sobriedad, la propuesta iría hacia tonos menos vivaces y estampados discretos.
En una estancia acogedora, predominarán los tonos pasteles. Lo importante es no exagerar. Si elegimos colores y estampados demasiado recargados, podríamos terminar con un efecto de pesadez en lugar de generar armonía.