Transforma tu casa del pueblo en una vivienda rural

Cuando dispones de una gran finca en el pueblo, tienes la posibilidad de darle un par de retoques y ponerla en alquiler. Bajo nuestro punto de vista, la opción que más rentabilidad te puede aportar es convertirla en una maravillosa casa rural. Es importante que sepas que actualmente el turismo rural está en auge, sin importar la estación del año en la que nos encontremos. Gracias a que los amantes de la naturaleza buscan huir de las grandes urbes y el estrés que estas provocan, siempre tendrás a personas interesadas en alquilar tu propiedad. Por este motivo, en Apialia Gaudí queremos ofrecerte los pasos básicos que debes de seguir para poder transformar tu inmueble en un pequeño refugio rural.

Lo primero es verificar que el inmueble cumple todos los requisitos legales exigidos para poder ser una vivienda rural. Debes saber que todas las comunidades autónomas no se rigen por las mismas leyes, por lo que te vas a encontrar con distintas normativas según la zona. Una vez que inicies este proceso vas a comprobar que la normativa establece la antigüedad mínima de la que debe disponer la vivienda, el aspecto arquitectónico de esta y hasta el máximo de habitaciones y camas permitidas que puede tener.

Es obligatorio, por supuesto, contar con todos los suministros necesarios para su correcta habitabilidad. Cuestiones como la luz, el agua y la calefacción son imprescindibles cuando estamos en mitad del campo pasando unos días. Una opción que seguro no va a desagradar a tus futuros inquilino es que incluyas internet dentro de la oferta. Estar descansando no evita que nos guste estar informados.

Todas las estancias deben tener un mobiliario básico para que las personas que vayan a disfrutar de la casa se sientan cómodos. Las camas, sillas, mesas y armarios deben de estar en las mejores de las condiciones. Una decoración cuidada y de estilo rústico puede ayudarte a crear espacios únicos, cálidos y acogedores. Si la vivienda es muy grande y sus estancias también, puedes utilizar algunas de ellas para uso comunitario y así albergar varias personas sin que pierdan comodidad.

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