Cuando nos decidimos por la compra de una vivienda tenemos que pensar en una serie de factores para poder elegir lo que mejor nos convenga.
Una vez que tenemos claro lo que queremos, ya que es primordial saber nuestras necesidades tanto actuales como futuras y ser conscientes de nuestro presupuesto, es importante informarnos sobre los gastos que tendremos que afrontar.
Para empezar no es lo mismo ni suponen los mismos gastos ni trámites administrativos la compra de una vivienda nueva y una de segunda mano. Por otro lado hay que conocer el auténtico valor de la vivienda, para ello tenemos que pedir una tasación del inmueble, ya que no es lo mismo el precio pactado que el valor real de la vivienda, y hay que tener en cuenta que el banco concede la hipoteca en función del valor real.
Otro paso importante es decidir qué tipo de hipoteca nos conviene, ya que podemos elegir entre tres variedades: fijo, mixto o variable. Si nos decidimos por la primera, sabemos que siempre pagaremos la misma cuota, la segunda tiene una cuota fija los primeros años y luego se convierte en variable, y la hipoteca variable depende de la evolución del indicador.
Asimismo, una vez que nos decidimos por la compra de un inmueble, es fundamental contratar un seguro de hogar, que a pesar de que la normativa referente al mercado de hipotecas señala que no es obligatorio al suscribir un préstamo hipotecario, sí que lo es adquirir un seguro que proteja contra incendios. Así que, independientemente de que lo contratemos o no con la entidad financiera, debemos asumir este gasto, ya que la reforma de la ley del mercado hipotecario exige que exista un seguro que cubra los daños que puedan ocasionarse en el inmueble.
Siempre podemos acudir a los gestores inmobiliarios para que nos ayuden con todo el proceso, ya que ellos conocen el mercado de primera mano y nos podrán aconsejar lo mejor para nosotros y nuestras condiciones.