¿En qué consiste la ‘residencialización’ de locales y oficinas?

La residencialización de activos es un negocio que comenzó en 2017 pero que con la pandemia empezó a descender y en la actualidad, con el incremento del turismo y la aparición de nuevos modelos de vida como el coliving, está viviendo un momento de auge.

En Apialia Gaudí te explicamos en qué consiste la residencialización de locales y oficinas.

La residencialización se puede definir de dos maneras:

Por un lado, es adaptar activos con uso actual terciario, como es el caso de los locales y las oficinas, que no aportan una rentabilidad esperada, en activos que pueden destinarse a alquiler residencial por periodos temporales con un uso terciario-hospedaje.

Y por otro lado, pueden servir para desarrollar proyectos del sector living destinado a uso terciario, aunque esto va a depender de la normativa urbanística de cada zona, considerando que cuando es posible, se encuentran proyectos con mucho éxito con respecto a lo que habría sido mantenerlo como activos del sector terciario.

El proceso de residencialización de activos terciarios busca poder darle un nuevo uso a estos activos como uso residencial, siempre atendiendo a las ordenanzas urbanísticas.

Como decíamos, 2017 marcó el principio del cambio de uso de estos activos para convertirlos en alojamientos turísticos, algo que disminuyó durante los años de pandemia y que en la actualidad, y tras los buenos resultados obtenidos en el sector turístico, se vuelve a reactivar.

Aunque este negocio siempre ha existido, se observa que en los últimos años se está acelerando, sobre todo en el centro de las grandes ciudades como respuesta a la necesidad de soluciones habitacionales.

Todos los modelos existentes de coliving, senior living o build to rent, están provocando un aumento de residencialización de activos terciarios, que se irán desarrollando durante los próximos años. Ya que hay muchos ayuntamientos que están impulsando esta transformación de activos terciarios, por supuesto, cumpliendo algunos requisitos mínimos como de tamaño, accesibilidad, etc.

Esta transformación de activos terciarios en residencial es una inversión que puede llegar a resultar muy rentable, teniendo en cuenta que no se trata de una vivienda y por lo tanto, no depende de la Ley de Arrendamientos Urbanos, lo que supone que los contratos no puedan exceder de los 11 meses. No obstante, son una solución a la escasez de vivienda en zonas con mercados muy tensionados, tanto en precio como en el nivel de renta.

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